La democracia exige vigilancia

(Foto: AP / John Minchillo)


Declaración de la ICM sobre el ataque a la democracia en los Estados Unidos


La democracia y sus instituciones en Estados Unidos están bajo ataque. La elección del país, que puede haber sido la elección más cuidadosa y libre de fraude de su historia, con una participación masiva del electorado, ha sido sumamente irrespetada y falsamente cuestionada a pesar de las certificaciones de los 50 estados y las reiteradas decisiones de los tribunales estatales y federales, incluida la Supremo Corte. Todo esto llegó a un punto crítico con el ataque al Capitolio, el pasado 6 de enero. 

Sin embargo, el ataque a la democracia en Estados Unidos no ocurrió de la noche a la mañana. Fue el resultado de años de engaño deliberado. Fue inspirado y guiado por las mentiras escupidas por el Presidente Trump y sus facilitadores. El hecho de que esta situación esté ocurriendo en un país que ha sabido mantener la tradición democrática esencial del traspaso pacífico del poder durante más de dos siglos, incluso en tiempos de guerra, es una revelación. Muestra que la democracia nunca puede darse por sentada.

Muchos estadounidenses temen que lo peor esté por venir. Recientemente, el alto mando de las fuerzas armadas ha enviado un mensaje a los que están en servicio indicando que se respetará la Constitución de los Estados Unidos y que la toma de posesión del Presidente electo tendrá lugar el 20 de enero. Si bien esto puede brindar cierta sensación de alivio y seguridad, es preocupante que el Estado Mayor Conjunto se sintiera obligado a emitir una declaración similar. Resulta igual de preocupante que el liderazgo militar parezca confirmar los informes de que puede haber más violencia el 20 de enero en Washington DC y en las capitales de los estados.

La democracia exige vigilancia en medio de amenazas de más violencia. Muchos, incluidos los sindicatos estadounidenses, afirman que el Presidente Trump debería ser destituido de su cargo. Esto es perfectamente comprensible. El peor asalto a la democracia estadounidense desde la Guerra Civil exige una respuesta adecuada. La Cámara de Representantes votó en segunda ronda, por primera vez en la historia, para acusar a un Presidente de los Estados Unidos. El balón está ahora en la cancha del Senado.

La ICM cree que el último ataque a la democracia en Estados Unidos no es más que un síntoma de la crisis más profunda de la democracia en todo el mundo. Hay una pandemia autoritaria. Muchas democracias estables están sufriendo de fuerzas extremistas y autoritarias, así como de restricciones gubernamentales a la libertad. Revertir esta tendencia no será fácil ni rápido. Es necesario abordar sus causas fundamentales. 

Los sindicatos deben desempeñar un papel de liderazgo en la lucha contra el autoritarismo global. Los trabajadores y la comunidad en general deben encontrar nuevas formas de garantizar que la desinformación no excluya la verdad. Es necesario mejorar la educación sobre los valores y el funcionamiento de la democracia, no solo entre los jóvenes, sino también entre los adultos. Se requiere educación política, no adoctrinamiento o propaganda.

También debemos asegurarnos de que la democracia sea deliberativa. La escucha y la discusión deben reemplazar el miedo y la intimidación en el debate público. La polarización extrema produce llamados a la rendición por parte de los enemigos percibidos, no a un compromiso razonado por los opuestos políticos.

Por último, las instituciones democráticas deben ser protegidas y apoyadas. Se deben abordar las graves desigualdades que socavan el consenso social y fracturan a la sociedad. Entre las instituciones democráticas, sin las cuales no puede haber democracia, se encuentran los tribunales independientes, una prensa libre y viable y los sindicatos libres. 

La defensa sindical de la democracia es fundamental. Los sindicatos necesitan el oxígeno de la democracia para prosperar. Para que la democracia viva y prospere, los sindicatos se unirán a otros para que eso suceda.