La OIE se une a la ICM para pedir que se refuercen la protección social para los trabajadores migrantes en todo el mundo
En el Día Internacional del Migrante, la OIE y la ICM publican una declaración conjunta sobre el papel fundamental que están desempeñando los trabajadores migrantes durante la pandemia y la necesidad de brindarles una mayor protección social en estos tiempos de incertidumbre.
Ginebra, 18 de diciembre de 2020
Este es el mes en el que muchas personas en todo el mundo han recobrado la esperanza y ven próximo el fin de la batalla contra el COVID-19. Este es el mes en el que por fin ha llegado una de las tan anheladas vacunas, la vacuna de Pfizer-BioNTech.
Esta vacuna nunca habría existido sin la migración: desde la alianza encabezada por una pareja de científicos, marido y mujer ambos de familias migrantes, hasta la multinacional farmacéutica que fundaron en Estados Unidos un grupo de migrantes hace 171 años... y cuyo actual director ejecutivo viene de una familia de migrantes.
Muchos de los médicos y enfermeros que están están administrando esta vacuna son migrantes. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos estima que, en la actualidad, uno de cada cuatro médicos y casi uno de cada cinco enfermeros en los países industrializados nacieron en un país distinto a aquel en el que viven. Muchos de los empleadores y trabajadores que están ayudando a llevar las vacunas y otros suministros sanitarios a quienes los necesitan también son migrantes de primera o segunda generación.
En todo el mundo, los migrantes brindan asistencia sanitaria a domicilio y se encargan de cuidar a niños, personas mayores y personas con discapacidad. Millones de migrantes trabajan en el sector de los servicios domésticos, del transporte de mercancías, en explotaciones forestales y agrícolas, en la industria alimentaria, en supermercados y comercios minoristas, en el sector de la hostelería, en el transporte público o privado, en la construcción, en la ingeniería, en la manufactura y en el sector las tecnologías digitales y de la información.
La salud y la seguridad de los trabajadores de la construcción y de todas las industrias es una cuestión capital, máxime durante la pandemia. Durante esta pandemia, los trabajadores migrantes se han enfrentado a un mayor riesgo y hay estudios (en inglés) que muestran que el COVID-19 ha sido más agresivo y pernicioso para los migrantes encargados de prestar muchos estos servicios. Esta situación guarda estrecha relación con los retos a los que se enfrentan muchos trabajadores migrantes, como el acceso a la alimentación, a la atención médica, al saneamiento o a la vivienda.
A ello se suma el hecho de que muchos trabajadores migrantes se enfrentan a graves desafíos. A menudo acaban desamparados en un país extranjero, sin acceso a servicios o a apoyo. En estos casos, los sindicatos y las organizaciones de empleadores ofrecen reparaciones a quienes han sufrido abuso salarial.
La pandemia también ha resaltado la importancia de ciertos trabajadores «fundamentales», ya sean nacionales o migrantes. Estos trabajadores son esenciales para sus vecinos, para sus comunidades y para combatir la pandemia.
Es fundamental que haya un un diálogo social pertinente y significativo en las esferas adecuadas para garantizar el pleno respeto de los principios y derechos fundamentales en el trabajo durante la respuesta a la crisis. El trabajo decente y las condiciones de trabajo decentes para todos, ya sean trabajadores migrantes o nacionales, serán fundamentales para superar esta crisis. Por ello, los sindicatos y las organizaciones de empleadores solicitan a los gobiernos que apliquen de manera efectiva las normas internacionales del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, en particular, los principios y derechos fundamentales en el trabajo y otros principios y derechos laborales conexos, y que garanticen la no discriminación de los trabajadores, inclusive la discriminación salarial, para no dejar nadie a la zaga.
Del mismo modo que nuestra esperanza y nuestros sistemas sanitarios ya no se centran en paliar, sino en curar, hemos de dejar de centrarnos en la crisis y destinar nuestras energías a la recuperación. ¿Cómo podemos curar una economía enferma? Con un sector público y privado saludable, que ofrezca igualdad de condiciones laborales y que genere trabajos decentes para los trabajadores, así como una mejor transferencia de la seguridad social y un empleo continuado. También es necesario que las empresas muestren el firme compromiso de respetar los derechos humanos y laborales, sin importar si un trabajador es local o migrante.
Para responder al llamamiento para elaborar una estrategia para «reconstruir mejor», los sindicatos y las organizaciones de empleadores defienden la creación de sistemas sanitarios sólidos y bien financiados que ofrezcan pruebas gratuitas de diagnóstico del COVID-19 y servicios de atención médica y vacunas accesibles para todos.
El 18 de diciembre es el Día Internacional del Migrante, el día en que el mundo rinde tributo a los migrantes. La OIE y la ICM se comprometen a concienciar y garantizar que la percepción que se tiene sobre los migrantes y los discursos sobre la migración reflejen la realidad de forma más fiel.
Cuando se vacune contra el COVID-19, sea cual sea la vacuna en cuestión, puede que deba agradecérselo a un migrante. No cabe duda de que los migrantes habrán sido esenciales en el proceso, como también serán, al igual que usted, los trabajadores y las empresas de todo el mundo, esenciales en el proceso de recuperación económica que se avecina.