Cientos de miles de personas de Kirguistán y otros estados de Asia Central se ven obligados a emigrar a Kazajstán en busca de trabajo. Un nuevo informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) encuentra evidencia de la explotación generalizada de mujeres, hombres y niños en trabajos forzados.
Con base en los resultados de una serie de misiones llevadas a cabo de septiembre a noviembre de 2017 en Kirguistán y Kazajstán, el informe encuentra corrupción prevaleciente dentro de los servicios de policía de migración. El aumento de la discriminación también ha dificultado que los migrantes kirguises se integren en la sociedad kazaja y obtengan un "estatuto regulado", que es necesario para vivir y trabajar legalmente en Kazajstán.
El informe señala explícitamente que los trabajadores migrantes y sus familias a menudo son víctimas de trabajos forzados, condiciones de trabajo inseguras e insalubres, violaciones de los derechos a la maternidad y la infancia, así como detenciones arbitrarias y deportaciones.
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